Junio nos deja un dato sorprendente en relación a la radiografía del tejido productivo nacional: el número de compañías calificadas como Gran Empresa creció en el último año un 7,96%, según Cifras Pyme, el barómetro mensual de mayo hecho público por la Secretaría General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio de Industria.
No se recuerda un incremento interanual de tal calado en un indicador que revela que desde que España comenzó a dejar atrás la crisis provocada por la burbuja inmobiliaria, y con la salvedad del período pandémico, no solo se ha producido una recuperación del tejido productivo, sino que las empresas de mayor tamaño crecen a un mayor ritmo de aquellas que no llegan a 250 trabajadores en plantilla.
Más empresas y mayores en tamaño, pero no es suficiente
El peso de las grandes empresas en el tejido productivo de los países desarrollados ronda el 90 por ciento. En cambio, en España las empresas de más de 250 empleados han sido siempre una excepción que desvela la fragilidad de una economía, donde el 98% de sus sociedades no llega al cuarto de millar de trabajadores. No obstante, ciertos indicadores confirman que, al calor de los buenos datos macroeconómcos, las compañías que están en una mejor situación comienzan a ganar volumen en fuerza laboral.
No estamos ante un simple dato estadístico. Los economistas hacen siempre hincapié en que la escasez de grandes empresas en la economía española es uno de los culpables del déficit de productividad -entendida como producción o ventas por ocupado- que lastra tradicionalmente la competitividad exterior del país. El repunte experimentado en el último año viene a confirmar el lento pero sostenido aumento del número de grandes empresas. En la actualidad son 5.955, mientras que en 2014 eran 4.254. La fuerza laboral que emplean las casi 6.000 empresas grandes roza los siete millones de personas 8 (un 10% más que hace un año), casi dos más que una década atrás, pese a que solo representan el 0,1 por ciento de todas las sociedades del país.
Patronal, sindicatos y administraciones nunca han ocultado su interés en reducir la brecha que separa a España del resto de Europa en este indicador. El tamaño promedio de la empresa española es de 4,7 empleados, mientras que el promedio de la UE es de 6 y el de Alemania es de 12.
¿Importa el tamaño? Sí… mucho
Las empresas grandes aportan proporcionalmente más valor al Producto Interior Bruto y pagan mejor a sus asalariados según los propios informes de la CEOE, que también destacan que este grupo, junto a las empresas medianas (50-249 trabajadores) son las que más apuestan por incorporar la tecnología y la innovación a su actividad contribuyendo a modernizar el tejido productivo y generar más empleo y de mayor calidad. Además, las empresas de más de 50 empleados están más internacionalizadas, tienen mejor acceso a la financiación son más atractivas para captar talento y disfrutan de un gobierno corporativo más eficaz, lo que redunda en una mejor gestión y relaciones entre dirección y fuerza laboral.
Un informe elaborado por Cepyme en 2023 afirmaba que transformar el ecosistema empresarial español para abandonar su actual atomización y acercarlo a los estándares europeos respecto al tamaño de las empresas permitiría a España aumentar el PIB un 5%, crear más de 1,2 millones de empleos y generar recursos tributarios para reducir el déficit fiscal en cerca del 2% del PIB sin aumentar la presión tributaria. Además, este mismo informe subraya que las empresas de mayor tamaño son más resilientes ante las crisis. Durante la pandemia desaparecieron el 6 por ciento de las pequeñas empresas mientras que solo tuvieron que arrojar la toalla el 0,7 por ciento de las grandes.
La brecha de productividad entre Estados Unidos y Europa sigue agrandándose
El modelo económico sobre el que Europa ha sostenido su crecimiento en las últimas décadas se ha revelado incapaz de recortar la brecha de competitividad que la separa con Estados Unidos. Un informe elaborado por el Real Instituto Elcano ha puesto el acento en las causas que explican que la brecha de productividad entre ambas economías continúe agrandándose.
El análisis del organismo español de estudio muestra que la UE tiene un menor dinamismo en su comercio de servicios, lo que apunta a barreras regulatorias y administrativas en el mercado único. El recurrente dicho “Estados Unidos innova, China replica y Europa regula” parece confirmarse y tener perniciosos efectos sobre la competitividad del viejo continente.
Aunque la UE supera a EEUU en inversión privada como porcentaje del PIB, su inversión en capital riesgo es significativamente menor, limitando el desarrollo de empresas innovadoras. Con un gasto en I+D+i menor, el crecimiento a largo plazo de la UE se resiente impidiendo acortar la brecha en productividad.
Incluso en aquellos indicadores donde Europa parece ser líder, hay indicadores que dificultan la productividad. Este es el caso de la energía: la UE utiliza más renovables, pero sus costes energéticos industriales son más altos lo que lastra a las empresas frente a sus competidores estadounidenses.
Menos capital riesgo, escasos unicornios
En cuanto a la digitalización, la UE está rezagada, especialmente en pequeñas y medianas empresas, mientras que la excesiva regulación en la UE limita el crecimiento y la inversión.
La inversión en capital riesgo es particularmente relevante para empresas en etapas tempranas. Su escasa presencia en la UE tiene como resultado que la financiación empresarial dependa más del sector bancario, lo que resta posibilidades de diversificación financiera, dificulte la absorción de desequilibrios macroeconómicos y tenga como resultado una presencia muy reducida de “unicornios” en comparación con EEUU y China.
El gasto en I+D es clave para aumentar el potencial de crecimiento de una economía, y en este ámbito, la UE no se encuentra bien posicionada en términos relativos. Hay varios indicadores que lo ejemplifican: el número de patentes por millón de habitantes. La UE debería hacer un mayor esfuerzo de transferencia tecnológica, fomentando el paso del laboratorio a la fábrica.
Para el Real Instituto Elcano la UE necesita políticas que promuevan la investigación y el desarrollo, así como un entorno regulatorio más simple y claro para fomentar la inversión y la competitividad y reducir la citada brecha.
Crecen las exportaciones del sector TIC en Galicia
El sector TIC en Galicia supera ya los 120 millones de euros en ingresos por exportaciones según el informe Galicia dixital. O Hipersector TIC en Galicia, según el Observatorio da Sociedade da Información e a modernización de Galicia.
En 2022, este sector, que incluye tanto tecnologías de la información y comunicación como el sector de contenidos, alcanzó exportaciones valuadas en más de 120 millones de euros, un aumento de 12 millones respecto al año anterior y el nivel más alto desde 2017. Además, el Valor Añadido Bruto (VEB) del Hipersector TIC aumentó un 1,4 %, superando por primera vez los dos mil millones de euros.
El empleo en el Hipersector también mostró un robusto crecimiento, alcanzando los 28.556 trabajadores en 2023, un incremento del 4,7 % respecto al año anterior. El sector tecnológico lideró este aumento con un crecimiento del 5,2 %, sumando 22.932 empleados, mientras que el sector de contenidos creció un 2,9 % hasta alcanzar los 5.624 trabajadores. Destaca además que el 33,4 % del empleo en el Hipersector TIC corresponde a mujeres, representando un aumento del 6,1 % respecto al año anterior y mostrando un crecimiento continuo en la inclusión laboral femenina en este sector.
El número de empresas también ha experimentado un crecimiento constante, alcanzando las 4.170 en 2023, con el 75,3 % perteneciente al sector TIC y el 24,7 % al sector de contenidos. Este aumento representa un incremento del 13,8 % desde 2018, indicando un ambiente favorable para la creación y expansión de negocios dentro del Hipersector TIC en Galicia.