La nueva Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación se ha estrenado en España entre la esperanza de los que quieren ver en ella un impulso a la I+D+i que permita a nuestro país converger con Europa y las suspicacias de los que la consideran insuficiente o incluso contraproducente. Uno de sus objetivos es garantizar la estabilidad en el empleo de los que apuestan por una carrera investigadora para lo que se apuesta por los contratos indefinidos. Para terminar con la precariedad y consolidar las carreras científicas se prevé que la inversión en ciencia, innovación y tecnología alcance el 1,25 por ciento en 2030, el doble que en la actualidad.
